Mayonesa de albahaca y tomates secos de allende los mares

Cúanto ha cambiado en este país lo que se pone en la mesa diaria, para bien o para mal. En el primer caso, para muy bien, hemos adoptado un montón de ingredientes deliciosos que llegan de países remotos, - aunque esta importación no sea nueva ya que antes se hizo con las especias-, y para muy mal con hábitos alimenticios cargados de calorías que están haciendo a nuestros niños, y no tan niños, gordos de remate.

De lo segundo no gasto, no como comida rápida, ni dulces industriales, ni refrescos, ni... Así que me dedico a lo primero, a incorporar a mi cocina diaria todo lo interesante que llega a mis manos allende los mares.

Todo esto ha venido por la sopita que me estaba desayunando hace unos minutos. De repente me he acordado de la que nos pusieron de bienvenida en casa de un amigo, hace una purrela de años, en Marruecos. Nunca había tomado nada igual. Aquella sopa de color naranja sabía a cítricos,y a canela, pero era caliente y salada. Asombrosa para mi cultura gastronómica de entonces, que como digo, era muy jovencita. Algún día contaré toda aquella aventura, de la que no hay ninguna foto porque nos falló la Werlisa. Hoy sólo me quedo con el recuerdo de aquellas comidas que creo que fueron el acicate y embrión de mi afición por todo lo nuevo en la mesa.

La receta de hoy tiene mucho de todo esto que os cuento. Jamás hubiera pensado en una receta como ésta sin este bagage de viajes y comidas que llevo en el cuerpo. Es una simple mayonesa a la que le añadimos un puñado de hojas de albahaca, una cucharadita colmada de mostaza de Dijon, pimienta negra recién molida, dos o tres tomates secos en aceite, sal, el zumo de medio limoncillo verde. La mahonesa la hago con un huevo y con aceite de girasol, el que pida, más una cucharada de AOVE.

Para acompañar pescados, besugo al vapor en el caso de la foto, es fantástica. Para pavo a la plancha, bocatas de jamón York y lechuga, huevos cocidos o tortillas...Está riquísima. Probad y viajad.

Besos