viernes, noviembre 10, 2006

Como ayer hace un año

Ayer fue festivo en Madrid. Con palabras muy parecidas a estas empezaba mi andadura bloguera hace un año en Al calor de la lumbre. Por el mismo motivo que ayer, día de fiesta, el año pasado hicimos una salida a la sierra madrileña - hacía múchisimo frío y nos nevó- y este año hemos ido a buscar setas con una climatología mucho más favorable.
Ayer no pudo venir Angel ya que trabajaba, fuimos sólo Toñín y yo (el "Antononio" del año pasado, errata que nunca corregí). Como me vino a buscar tarde -no hay manera de acostar a este hombre- llegamos a Segovia a la hora de comer. Nuestra intención era comer en la ciudad pero después de dar una vuelta, casi diría turística sin querer, y no encontrar donde aparcar decidimos ir a La Granja y buscar un sitio, primero donde dejar el coche, y segundo donde comer. No estuvimos especialmente acertados. Entramos en un sitio que nos pareció de tapas pero una vez con la carta delante tenía lo mismo que todos: judiones y cochinillo asado. Comimos el segundo con una ensalada de pimientos asados con aceite de albahaca que, en un principio nos pareció que prometía, luego todo se redujo a una cazuelita de barro con tiras de morrón flotando en un aceite inclasificable y un montón de albahaca seca por encima. El cochinillo tampoco pasará a los anales de las gastronomía. Tal vez Gómez, que se comió todo lo que sobró, opine lo contrario; no lo sé, no habla.
El sitio, por si vais por ahí no piquéis como nosotros, se llama El rincón del Pelón. Con semejante nombre qué podíamos esperar. Pardillos.

Ya después de comer nos dirigimos a los bosques cercanos de Valsaín y Boca del Asno a buscar las preciadas setas.Estos bosques me traen recuerdos de cuando era pequeña y veníamos con los Scouts de excursiones por allí. Todo ha cambiado mucho, la naturaleza está más domada desde que no calzo chirucas y también mucho más protegida a base de alambradas.
El río Eresma, que por aquí va de carreras, me vio un día entero buscar su tapón ,como loca y como tonta, en compañía de varias niñitas más a las que nos estaban gastando una broma los más mayorcitos. Hubo un momento en que se me hizo la luz, como dicen los preclaros, y caí en la cuenta de que los ríos no tienen tapón; así se lo dije a mis compañeras de novatada, no me creían, pero yo deje de correr de un lado otro hasta que también se convencieron ellas y pararon. Qué pequeñas éramos, buscar el tapón del río de grupo en grupo a ver quién lo tenía...Tampoco olvidaré lo que mi madre me había puesto en el macuto para comer. Llevaba dos bocadillos, uno de tortilla francesa y otro de chorizo. Por aquel entonces aun no se comercializaba ni el papel de aluminio ni mucho menos el film transparente, las mamás de entonces se apañaban o bien con papel de periódico o con una simple bolsa de plástico. Mi madre, que siempre ha sido un prodigio de apañamiento, me metía los bocatas en una bolsa vacía de pan de molde y hacía un nudito en el extremo, pero la buena mujer lo preparaba bien temprano y lo guardaba aun tibio. No os podeís imaginar como estaba de blandurrio a la hora del almuerzo, era sacarlo de su envoltorio y se te doblaba, cara al suelo, por la mitad. Luego masticarlo y tragarlo también tenía lo suyo, menos mal que mi madre había comprado todo el equipo necesario de girl scout y tenía mi flamante camtimplora nueva, llenita de agua fresca del manantial cercano, para pasar el espeso bocado.

Lo que ayer buscábamos eran boletus. Sabemos que en estos bosques se dan muy bien, pero por un lado que ya era muy tarde y estaría todo recogido, y por otro que no tenemos ninguna experiencia en la búsqueda de esta seta, no encontramos ni una y todas de las que tenemos dudas, por supuesto, no se cogen. En resumen que encontamos algunos níscalos y luego tres setones que dudo si son las macrolepiotas que sólo he comido/cogido una vez en Barra y no recuerdo bien cómo son. A ver si alguien me saca de dudas, porfaplis.
De vuelta a Madrid, disfrutando del paisaje y de la caravana, nos dio capricho de algo dulce y nos desviamos a Villalba a buscar una pastelería.! Nos costó horrores!¿Qué pasa en este país que ya no quedan pastelerías? Encontramos una porque somos cabezotas y porque nos habíamos metido en más caravana aun como para darnos por vencidos.Además mereció la pena, compré unos deliciosos bocaditos de nata que hicieron más llevadera la lenta entrada en nuestro "pueblo".
Y como los níscalos recogidos no daban para mucho nos fuimos a ver a Jose a su bar para que nos los preparara. Una vez allí y convencido para que los hiciera, estaba vaguete después de todo el día currandose la barra, en cuanto vi como se disponía a limpiarlos se los arrebaté discretamente y me puse yo manos a la obra. Los preparé muy sencillos, limpiándolos bien, troceándolos y salteándolos con algo de AOVE y sal para, al final, sumarle una pizca de ajo picadito y perejil.
Besos

3 comentarios:

manuel allue dijo...

¡Què le vamos a hacer, Marisa!. Me encanta que nos cuentes tus historias, me gusta "ese" bocata de tortilla blando de excursión que, al final, se contagiaba del sabor del plátano que nos ponían de postre, y la sed que daba.

Yo no fui boy scout pero alguna vez te contaré mis excursiones más nacionalcatólicas con bocata de tortilla, plátano y Cara al Sol.

Saludos.

Marisa Beato dijo...

!Ay que parece que lo estoy oliendo ahora mismo!. Esa mezcla de chorizo y plátano, o mandarinas que también proporcionaban un olorcillo...
Estaré pendiente de tus andanzas en pantalón corto.

Anónimo dijo...

Igual me equivoco, pero a mi eso no me parecen Macrolepiotas auqneu quizá me paso de lista y sea solo porque la de la izquierda está algo seca...