Caracolillos

Ayer no nació la bestia. Ésta nació el 20 de junio de hace chusmil años, ya que la bestia soy yo.
Ahora que estamos ya más tranquilos os comento sobre el mercadillo que se celebra todos los domingos en Entrevías.


Este rastro es bastante extenso y contiene puestos tanto de ropas, calzado, como de frutas y verduras, todo a precios tirados.
Compramos tres kilos de tomate maduro por un euro. Dos bolsos playeros, monísimos, por 5 euros; unas gafas, un abanico.. yo que sé un montón de cosas por cuatro duros.
Un manojo de hierbabuena gigante por un euro, qué rico. También un repollo en vinagre que no habíamos probado nunca.
Los puestos de variantes son espectaculares. Compras un kilo de berenjenas y te regalan otro de aceitunas. Ya os digo, tremendo


Y de aperitivo caracolillos.
Gran parte de la población vallecana llegó en su día, los sesenta, de Andalucía y con ellos sus costumbres gastronómicas.

Cuando empiezan los calores hacen su aparición estos bichejos que tienen una legión de seguidores entre los cuales me cuento. Los bares los dan de aperitivo ( tapa gratis) y también se comen por raciones.Todo el mundo se afana en chuperretear, con ese rico caldito, el palillo para los remolones que no salen, las cañitas...

Calor, terraza y caracolillos van de la mano y la receta es sencilla aunque tiene su trabajera porque los bichejos han de estar bien limpitos para comerlos.

Compramos un par de kilos y nos jartamos de aclararlos con abundante agua hasta que no suelten babas.
Los ponemos bien cubiertos de agua a fuego lentísimo. Ellos, como tontos, interán salir de la olla, pero no los dejaremos. Por efecto del calorcillo irán sacando el cuerpo de su casita y cuando estén bien fuera les daremos un subidón de temperatura de modo que mueran así, con todo fuera, para que resulte más fácil comerlos.
Yaaaaaa, ya sé que es cruel, peeeeeeeeero.
Ahora tenemos dos opciones, o bien espumar y espumar hasta hartarnos, o bien cambiarlos a un agua limpia. Aun así tendremos que espumar algo.
En sartén aparte pondremos unas cucharadas de aceite y calentaremos una cucharada colmada de semillas de cilantro, media de pimienta negra en grano, un par de cayenas, una cucharadas de semillas de comino, un trozo de peladura de naranja y otro de limón, dos ramas de hierbabuena, tres dientes de ajo enteros y con camisa, y creo que nada más.
hay quien le pone tomillo, clavo, orégano, pero yo no.
Cuando las especias empiecen a soltar aroma lo añadimos a la cacerola de los caracoles, dejamos que cuezan hasta que estén tiernos, pero no blandurrios , probamos y salamos. Al día siguiente están de muerte mortal.