

Cada sala que íbamos recorriendo tenía su propio olor y nos enseñaron y explicaron absolutamente todo.
La bodega mantiene una temperatura bastante fresca que al final se te mete en el cuerpo y te deja tiesa. Menos mal que la última parte tiene lugar en una sala caldeada con una inmensa chimenea donde se hace la desgustación de un blanco y un tinto que , en mi caso, con el estómago vacío me hizo estar borracha a las doce de la mañana. After-hours vinatero.Caliente por fuera, caliente por dentro.
Fijaos que en la foto Miguel y Ferrán son igual de altos.Y sin photoshop.
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