El reencuentro con los amigos lejanos siempre es emotivo, el cariño latente siempre aflorece. Encontrarnos con la familia Agüi ayer lo fue mucho. Los Agüi regentaban el restaurante chino ubicado bajo mi anterior casa, hace al
go más de cinco años, y se mudaron a orillas d
el mediterráneo buscando mejores oportunidades económicas. Ayer los visitam
os. Estaban felicísimos de vernos, nos confesaron y demostraron mientras nos enseñaban el producto de su esfuerzo, las fotos de boda de Binbín (qué guapos, qué novia tan joven), su nueva y acomodada vida.
Nos invitaron a comer en un restaurante chino de Valencia donde pidieron todos nuestros platos preferidos. Mejor d
icho, los míos: rodaballo, navajas, buey de mar, pato asado, verdura china buenísima y que no recuerdo el nombre, gambas con anacardos y espárragos verdes...
- !Joder!- soltó Binbín- Mi madre no se acuerda nunca de nada. Cada día me pregunta lo mismo sobre los productos que vendemos: cómo se llama esto o lo otro, cada día, y se acuerda perfectamente lo que a Angel le gusta o no comer, !Jodeeeeeeeeeeer!
Muertos de risa escuchamos esta confesión del muchacho, constatando, que ha progresado mucho con el castellano, velay que sí, y que no olvida, me dice, que aprendió sus primeras palabras conmigo, y yo el chino que, me recuerda Lichi, su madre, me sirve para comer y beber en chino me enseñaron ellos.
Por la noche salimos los tres a cenar. Los demás se quedaron en casa preparando la comida festiva de hoy, que es la fiesta equiparable a la de todos los Santos nuestra, y tenían mucho que cocinar.
Nos llevó a un restaurante Wok, con barbacoa, uno de esos establecimientos buffet que ofrecen cantidad de platos asiátic0s, y otros no tanto, donde uno puede comer hasta reventar lo que cabe en un estómago de veintiséis años
; por eso a él le encanta.
- Estas chuletas son de perro. Soltó mi queridín al probar las de cordero que tenía en el plato, de grandes y bastas que eran; una broma familiar. Binbín cerró lo ojos sonriendo y recordó que aun tiene carne de perro en el congelador que trajo de su última visita a China.
- ¿Y tú cúando lo comes, de pequeñín o más grande? Le preguntó Angel.
- Yo cuando me acuerdo.Le respondió Binbín, absorto evocando el placer de comer carne de perro y sin entender la pregunta, evidentemente.
Nos echamos los tres a reír pero ni Angel ni yo comimos más cordero del plato, por si acaso, no se, se nos pasó el hambre, no se...
Con la promesa de volver cuando nazca el primer nieto, de la familia, ya en camino, y que anclará a los Agüi en España, según me confiesa mi amigo, nos fuimos tarde, y muy, pero que muy felices.
Mi fiel escudero Binbín, como una vez le bautizó un amigo allende los mares...
Besos
5 comentarios:
Qué visita tan entrañable, y qué bueno tener amigos de todas las culturas y países, de los que poder aprender tantas cosas, entre otras la gastronomía. A mí me encanta la comida de los restaurantes wok; lástima que cerraron el que había al lado de casa. Era un local demasiado grande para la poca gente que iba. Un besito
jo... que suertuda... ¿ya estás de vacaciones?
Muy guapos los Agüi!! Y como dice Nati, tener amigos diferentes, para aprender todos de todos.
Besicos
Es cierto, amigos diversos, de diversas culturas, dan mucho interés al día día gastronómico, entre otras cosas.
Estoy de vacaciones por Levante.
Besos
Es cierto, amigos diversos, de diversas culturas, dan mucho interés al día día gastronómico, entre otras cosas.
Estoy de vacaciones por Levante.
Besos
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