sábado, mayo 15, 2010

Es.charla.gastronomia en Gerona

Hoy hace una semana que volví del último encuentro del grupo es.charla.gastronomía en Gerona. Como siempre lo pasamos muy bien, aunque ha sido tan corto esta vez por la lejanía, y , en mi caso, he descubierto una zona de la que no sabía gran cosa y que me ha enamorado. La ciudad está llena de preciosos rincones y la comarca es bellísima.
El viernes teníamos mesa reservada en El Celler de can Roca, quince contertulios, algunos hacía años que no los veíamos. Con esta alegría y la que nos proporcionó el exceso de vino salimos dando tumbos cuesta abajo más contentos que un anuncio.
Me decepcionó bastante la cena, no me emocionó ningún plato, naíta. El menú estaba acordado maridado y vaya si lo estuvo. Un descontrol absoluto a la hora de servir el vino, a la vez que el plato correspondiente, hizo que nos sirvieran y sirvieran vino del plato anterior, y del plato siguiente, a la vez. Al comienzo podíamos distinguir, pero después de tres copas de vino por plato y varios platos después, era imposible ubicarlos y ubicarse. Yo le tuve que pedir por favor al camarero que no insistiera más en llenarme las copas a no ser que tuvieran una carretilla preparada para llevarme al hotel y, así, parece que me dejó un poquito tranquila y pude respirar entre plato y plato. Por no hablar de la mesa de bautizo que nos prepararon y donde los camareros no llegaban a servir a los comensales del centro y teníamos que ser nosotros mismos los que pasáramos los platos y copas. Un desastre de tres estrellas.
Por otro lado no sería justo si no menciono la visita guiada por el encantador Josep Roca por la bodega. Nos enseñó cinco cubículos dentro de la misma bodega, diseñados con sonido e imagenes y dedicados cada uno a un vino, donde derrochó poesía y amor por los caldos mientras nos hablaba de ellos. Nos dió también un garbeo por el restaurante a la vez que nos contaba su historia, ligada a su familia, y un paseo por la cocina de su hermano Joan, bastante antipático, la verdad.
Por el contrario la comida del sábado en el Miramar de LLança fue maravillosa, divertida, abundantísima en platitos muy originales y deliciosos. Gloria levitaba enfrente de mí con cada bocado. El restaurante está ubicado en plena playa, grandes ventanales para admirar el paisaje del Alto Ampurdán separan las mesas de la arena donde una señora testaruda se tostaba al esquivo sol, la comida tan creativa en este restaurante de una estrella Michelín y tan buena compañía....lo mejor del viaje sin duda.
Para el anecdotario quedará la estafa que nos dieron con el paseo en trenecito por Besalú. Me parto toa. Un puebloq ue se recorre andando en diez minutos y nosotros hacemos la parvada de pagarle a un tío seis euros por barba, nos montamos en un trenecito que si llego a ver a alguien conocido me tiro en marcha, nos dió el pavo una vuelta por las dos calles del pueblo, nos enseñó las afueras porque no había nada más que ver, nos devolvió al pueblo que dijo que tenía la llave de la iglesia románica que presidia la plaza y que nos la enseñaba, nos metió en dicha iglesia que estaba abierta de par en par y llena de turistas y beatas, y nos dijo que nos volvieramos a pata para ver mejor la población. !Ole y ole, qué arte el tío, cómo nos timó! Me parto, pero que me parto toa... y eso fue lo que hicimos, hincharnos a reir.
Y como se me olvidó llevarme la cámara, ya en casa el herrero y todo eso, no hay ni una foto de este evento. Hice algunas con el móvil, cuando encuentre er mardito cable que las descarga, las subiré.
Besos y hasta la siguiente en Cáceres

4 comentarios:

Doña Col dijo...

JAJAJAJA
Diversos motivos me apartaban de la lectura de tu blog, pero ya se porque siempre vuelvo: porque no puedo parar de reir con cada uno de los post que publico.
Llevo bastante tiempo sin acercarme por Madrid pero te recuerdo que me debes una de "tripillas fritas" jajaja

Marisa Beato dijo...

Y yo que estoy esperando que vengas para saltarme la dieta, ya meses ¿qué?
Beso wapa

Alalv dijo...

Enhorabuena chica, me he reido un montón, comparto contigo la buena mesa, la buena y divertida, por supuesto.

Anónimo dijo...

A mi personalmente, me has generado tristeza, por aunque soy murciano adoro GERONA, donde pasé unos años, es bellisima y sobre todo Pals, Bagur, Torroella de Mongrit, LLafranch, Tamarius, Calonge y palamos donde yo vivia, entre otros.
Un abrazo
JUAN