martes, agosto 21, 2007

Mejor no prometer. Calabacines salteados. Arroz con pollo y judías verdes.



Sí, sé que lo prometí, pero he vuelto a caer en la tentación y el finde pasado estuve en la finca de La Alcarria con los amigotes y volví tan contenta como siempre, que le voy hacer.
Llegamos el viernes por la noche y montamos una juerguilla en el jardín improvisando una salita al raso, con un sofá que Toñín ha cambiado de la casa y que se empeña en regalar al vecino. Pobre hombre, por qué castigarle así, con lo feo que es, con esos floripondios; por muy blanquito que haya quedado como se jarta de decir mi primo. En el fondo le gusta, lo sé, y eso de que lo hayamos puesto al aire libre y termine de diana de meaditas de perro...
El caso es que vimos amanecer, bien abrigados ,en el salón improvisado en el campo, tan bonito de noche y tan feo a la luz del día, donde ningún mueble de los que instalamos pega, porque es cierto que todos los gatos son pardos y es evidente que necesitamos un IKEA de urgencias en La Alcarria.

El sabadito por la mañana hicimos limpieza general en la cocina. Mientras, escuchabámos música y bailabámos, encaramada Mariangeles a los muebles, en plan go-gó de andar por casa, dejamos todo como los chorros del oro. Después fuimos a comprar y a tomar una cervecita a Pastrana, visitamos a nuestros amigos, guardeses de la finca de los curas, y nos llenaron el coche de tiernos calabacines, pimientos y hermosos tomates. Los calabacines estaban de cine cortados en lonchitas con el pelapatatas y salteados en mantequilla, con una cucharadita de mostaza de Dijón y un buen puñado de perejil, cebollino y albahaca.
Después, de vuelta a casa, nos metimos en la piscina a tomar un vermú, con el agua tan fresquita. Estamos muy a gusti-ti-ti-to, le decía a Mariangeles castañeándome los dientes, cuando me invitaba a salir del agua de una vez que son las seis, y a hacer la comida. Como no tenemos remedio,
se volvió a meter ella en la piscina, donde ya llevábamos tres horas de reloj y le pedí que me hiciera una foto dentro; se secó las manos en el traje de baño, la jodía, para no mojar la cámara.
Mientras, Javi nos construye una nueva escalinata en el bordillo y acarrea bonitas piedras calizas de acá para allá y llena una y otra vez la hormigonera. La está haciendo chulísima y me dice que voy a ser la Norma Duval del contorno, la envidia de todo el pueblo y parte del extranjero, cuando baje por ella.

Y el Domingo casi hasta llueve y el calor casi se esfuma, pero un bañito más nos pudimos dar antes de comer un arroz con pollo y judías verdes hecho en paella. Con su sofrito de pimiento y tomate, y el majado de perejil y ajo. Coloreado de pimentón y carne de pimiento choricero, siguiendo las normas valencianas para el agua y dorando bien el pollo antes de cubrirlo con él.

Hasta el próximo finde que prometo no aparecer por allí. Qué sitio más aburrido.

Besos

3 comentarios:

Monica Bedana dijo...

Ay por diosss ardo en deseos de verte retratada estilo Norma Duval en el Folies Bergères bajando por ese peàso escalinata...
(si te ha costado renovar el Sale&Pepe es porque no has querido que lo hiciera por ti ;-)))

Marisa Beato dijo...

Jó, estuve tentada de preguntarte cómo tenía que hacerlo, pero me dio güergüerza y no me costó tanto, mujeeeeeeeeeeeeer :-D

Marisa Beato dijo...

En cuanto a lo de la escalera, verás como me pican las avispas, que están piconas, ya me han catao,y bajo que no veas.